Diario El Mercurio31 de Octubre de 2003
Salud: TOME SU PÍLDORA CON OPTIMISMO
Posibles beneficios del efecto placebo en fármacos verdaderos.
La investigación médica ha sugerido por mucho tiempo que algunos enfermos se sienten mejor tras tomar una pastilla inocua porque creen que es de verdad. Ahora los médicos quieren aprovechar el misterioso efecto placebo para que los fármacos verdaderos funcionen mejor.
La idea es aumentar los beneficios de las pastillas utilizando el poder del pensamiento positivo. Dado que los tratamientos con receta cada vez son más caros, este intento tiene importantes implicaciones. Los médicos dicen que si pueden determinar cómo funciona el efecto placebo y usarlo para mejorar la eficacia de los fármacos podrían reducir la dosis de mucha gente, y con ello ahorrar costos, reducir los efectos secundarios y hacer que sus pacientes cumplan mejor sus instrucciones.
Muchos doctores dicen que a menudo los pacientes parecen responder mejor y recuperarse más rápido tras un pronóstico positivo. “Pero durante mucho tiempo, la idea se consideró algo parecido al vudú”, dice Lanny J.Rosenwasser, especialista en asma del National Jewish Medical and Research Center en Denver. Ahora, una serie de pruebas intenta encontrar evidencia científica que apoye estas observaciones.
Los investigadores experimentan con varios mensajes. Una de las pruebas busca determinar si la forma en que se presenta a los pacientes el compuesto antiasmático montelukast influye en su efectividad. Se dividirá a los enfermos en dos grupos. En uno de ellos, una enfermera se dirigirá a ellos con frases como: “Usted puede prevenir los ataques de asma si usa este remedio” y “la gente que usa este tratamiento ha mejorado el control de su asma, su salud y su calidad de vida”.
El otro grupo sólo recibirá material escrito sobre qué provoca asma, la importancia de cumplir con el tratamiento y otros temas relacionados.
Pero intentar mejorar la eficacia del remedio manipulando la percepción que el paciente tiene de éste también plantea conflictos éticos. Todos los medicamentos tienen efectos secundarios. Si un médico comienza a enumerarlos, el efecto del placebo puede perderse. Sin embargo, no dejar en claro los efectos colaterales también puede ser poco ético.
“Es difícil”, dice Bruce Barrett, doctor del departamento de medicina de familia de la universidad de Wisconsin. Más tiempo con el enfermo. El interés en este concepto es en parte resultado de enormes avances tecnológicos que permiten estudiar la reacción del cerebro a los medicamentos activos y placebos. Gracias a los nuevos equipos de imagen, los investigadores pueden ver qué parte del cerebro reacciona cuando se ingiere un medicamento o un placebo. Ahora examinan si hay un cambio en la actividad cerebral cuando un paciente espera que un fármaco lo ayude a combatir su enfermedad.
Otro factor que impulsa estos estudios es que muchos médicos resienten que los sistemas de salud han reducido drásticamente el tiempo que los doctores pasan con sus pacientes. En varias de las pruebas, una de las cuestiones que intentan explorar es si una buena relación médico-paciente pude hacer que un medicamento funcione mejor. De ser así, esto daría argumentos a los doctores que quieren mayor libertad y reembolsos por el tiempo dedicado a sus pacientes.
En un controvertido estudio publicado en The New England Journal of Medicine, dos investigadores daneses analizaron 114 estudios sobre 40 tipos de enfermedades y encontraron poca base para la idea de que el placebo funciona. Los nuevos estudios exploran el impacto del efecto placebo en fármacos verdaderos.
Larry Streeter, 47 años, ha sobrevivido a un linfoma y sabe lo fundamental que es la relación médico-paciente. Tras diagnosticársele el cáncer, se sometió a un tratamiento de radiación y quimioterapia. Durante el tratamiento, su radiólogo fue optimista, diciéndole cada vez que lo veía que se iba a recuperar.
Al terminar la quimioterapia, Streeter preguntó al doctor cuán mal había estado el tumor. “Te dábamos menos de un 50% de probabilidades de vida”, cuenta Streeter que le dijo el médico. Cuando le preguntó por qué no se lo había dicho antes, el doctor le dijo: “No me lo preguntaste, así que supuse que no lo querías saber”.
Hace 18 años que Streeter se curó del cáncer y cree que el optimismo de su médico fue determinante. “La actitud de mi doctor, desde que lo conocí, me infundió confianza en que podía vencer mi enfermedad”.