Gastroenteróloga entrega recomendaciones para hacer frente al peligrosón mal
Entre el 80 y 90 por ciento de los peques de un año presenta reflujo fisiológico, es decir, vomitan todo o parte de lo que ingieren. Este problema espontáneo se produce por alteraciones anatómicas y de motilidad intestinal transitorias propias de la edad. Desaparecen al cumplir los 18 meses. Sin embargo, parte reducida de estos lactantes puede padecer de reflujo patológico, que requiere de un tratamiento más complejo que va desde el uso de antiácidos hasta cirugías. "En estos niños es muy común los vómitos frecuentes después de cada comida, el hipo o el rechazo a la alimentación debido al dolor que les provoca ingerir ciertos productos", explica Sylvia Alegría, gastroenteróloga de la Universidad de Chile.
El problema suele persistir hasta la llegada de la pubertad. Por eso es que la especialista entregó al diario pop algunos consejos para evitar que su pitufín sufra de reflujos durante la noche: * Se recomienda acostar al peque o prepúber al menos una hora después de cada comida. Si se trata de niños pequeños, evitar que tomen leche antes de irse a la cama, ya que ello predispone a la regurgitación. * En el caso de los adolescentes, el reflujo puede vincularse al aumento del consumo de alimentos ricos en grasas. Por una parte comen en forma abundante y, por otra, ingieren productos que tienen un vaciamiento gástrico más lento. * Ordénelos en la comida y fomente el consumo de alimentos naturales y más ricos en fibra.